sábado, 11 de enero de 2014

Il Paradiso in Terra




Con este eufónico título se suele designar a esta parte de Italia encuadrada en Los Lagos de Como, Maggiore y Garda que recorrí  en compañía de un grupo de amigas y que nos sedujo por la belleza de sus paisajes y la musicalidad de los nombres de los pueblos e islas que visitamos que no nos cansábamos de pronunciar una y otra vez como si se tratara de una seductora melodía: Bellacio, Tremezo, Menaggio, Isola Bella (donde la "e" de Bella se alarga de forma cadenciosa). Todos estos sugestivos nombres vuelven una y otra vez  en el   recuerdo de uno de los viajes más recomendables  que hice.
Nos alojábamos en un hotel situado enfrente del Lago Mayor, que cada día nos ofrecía un aspecto distinto. Cuando estaba soleado, el agua azul, que reflejaba el cielo, se mostraba tersa y las montañas que lo enmarcaban se reflejaban en él desbordantes de verdor con las manchas blancas de las casas que descendían hasta el lago.
Al atardecer, el lago se teñía de un ligero tinte rosado que le comunicaba un prometedor poniente. Cuando estaba nublado las aguas se volvían plateadas y la brisa rizaba la superficie que se ondulaba ligeramente.
El lago de Como es el tercero en extensión después del de Garda y el Mayor y tiene forma de Y invertida con tres brazos. Todos los lagos están salpicados de islas que día a día visitábamos.
Por estrechas carreteras que los bordean donde se suceden las ensenadas y los golfos nos acercábamos a pueblos como Menaggio donde un ferry nos llevaría a la otra orilla. En el ferry van un grupo de motoristas que al llegar al pueblo de Varenna  salen en tromba sobre sus trepidantes máquinas y nos ofrecen un colorido y bullicioso espectáculo.
Una de las visitas más agradables fue la de los jardines de Villa Taranto en la ciudad de Pallanza en el Lago Mayor. Es una finca de 16 Ha. que adquirió un capitán escocés en 1931, transformándola en un parque moderno con plantas de todas partes del mundo. Tiene 20.000 plantas catalogadas. El parque de las dalias, el invernadero de los lotos, el jardín francés, árboles gigantes, magnolias, sequoias, arces, no sabíamos que admirar más y eso que sólo recorrimos parte de los siete kilómetros que comprende el recorrido por estas maravillas de la Naturaleza.
Imposible resumir las sorpresas que nos ofreció este viaje: villa Carlota, Como y su fiesta de los Palios, Isola Bella con su palacio y su jardín barroco, isla Pescatori, donde Giovanni, un camarero con rimmel en las pestañas y que se sacude constantemente una imaginaria melena pese a ser calvo nos sirve una deliciosa comida sin escatimar los "amore" y otras zalamerías mientras riñe con gracia a las que piden más pan "pane, pane, la pesa ragazzas, la pesa"






 

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Rajasthan, la morada de los príncipes.

Cuando hace años entré en contacto con la India ( bueno, con una de las muchas Indias que coexisten...) lo hice visitando el Rajasthan, la patria de los "Rajputs", famosos por su caballerosidad, valor y heroismo. Es una tierra donde abundan los fuertes situados en colinas, los lagos, ciudades medievales, templos y palacios de mármol.
Precisamente fue en uno de estos palacios, el "Lake Palace Hotel", donde nos alojamos en nuestra estancia en Udaipur, ciudad por la que empezamos nuestra visita.
Este palacio de verano, construido por el Maharana Jagat Singh, en mármol blanco y situado en medio del Lago Pichola, nos dejó deslumbradas cuando lo divisamos desde el embarcadero en que cogimos un pequeño barco que nos trasladaría hasta él.
Si de lejos nos pareció fascinante, esta fascinación no desapareció en absoluto al conocerlo por dentro, con sus preciosas instalaciones, la belleza de sus patios desbordantes de flores, sus fuentes, la laguna de los lotos y tantas y tantas cosas que no vienen al caso porque de lo que quiero hablar es de Ganesha, un muchachito indio al que conocimos al bajar en el embarcadero, al día siguiente, para recorrer la ciudad de Udaipur. Se acercó a nosotros y se ofreció a servirnos de guía. Como hablaba muy bien el inglés, aceptamos su ayuda que resultó muy valiosa porque con él recorrimos las calles llenas de vida, en las que nos mezclamos con las gentes y excusado es decir con las omnipresentes vacas. Visitamos un templo hindú y otro jainista donde un sacerdote se ofreció a contarnos la historia de los dioses que se veían en los distintos altares y también nos llevó a ver un "festival de mujeres". Por el camino entrábamos en alguna tienda donde comprar, pinturas miniatura o cajitas de plata y Ganesha, paciente esperaba sentado en la puerta a que acabasemos nuestras transacciones.
Después nos buscó un rickshaw, especie de triciclo motorizado y traqueteante en el que regresamos, en medio de motos, gente, vacas, furgonetas y en el que parecía que a cada rato íbamos a tropezar con el vehículo que venia de frente, pero el conductor los esquivaba y el viaje transcurría en medio de risas y sobresaltos.
A partir de este momento y durante los días que permanecimos en este hotel, Ganesha, que a diferencia de otros niños indios iba muy limpio y con el pelo muy repeinado y brillante nos esperaba siempre en el embarcadero y´recibía con placer los obsequios que le ofrecíamos ya fueran jaboncitos, champú o dulces que cogíamos en el hotel para darle, aparte de una merecida propina.
Le gustaba contarme cosas de su familia y de lo que estudiaba en la escuela. Uno de los días se acercó a él un hermano mayor y me pareció que lo recriminaba, así que cuando se fue le pregunté que pasaba y me dijo avergonzado que había latado al colegio y ese era el motivo de la riña familiar. Ganesha había estado "playing truant" por estar con nosotros. Cuando nos fuimos de Udaipur allí estaba en el embarcadero y su triste carita morena fue lo último que vi antes de salir de esa ciudad.

lunes, 15 de octubre de 2007

Rumania. Monasterio de Humor. Las oportunas palomitas

En mi recorrido por la ruta de los Monasterios de este país, Neamt, Voronet, Moldovita, Sucevita, todos ellos hermosísimos, con sus pinturas medievales al exterior, tan bien conservadas, de un colorido asombroso que han sido declarados monumentos de la UNESCO y concretamente Voronet, calificado como "La capilla Sixtina de Oriente", recalamos una tarde en el de Humor, próximo a la ciudad de Gura Humorului.
Como ocurría en todos ellos, la encargada de las explicaciones era una monja de las que residen y cuidan estos monasterios, con su curioso hábito negro que consiste en una especie de bonete en la cabeza, atado con un pañuelo, un sayal y una chaqueta larga forrada con piel de oveja, que les debe de hacer buena falta para soportar el frío de esos lugares.
La monjita daba la explicación en rumano que nuestra guía, Sandra, traducía al español . Esta monja-guía era tan tímida que no levantaba la vista y hablaba casi en susurros, menos mal que la nuestra era capaz de entenderla.
En este Monasterio hay tres salas y al entrar en la primera pudimos observar en el centro de la bóveda la pintura de una Virgen que había estado tapada durante muchos años por telarañas y que al estar tan alta y no poderse limpiar, se desconocía su existencia.
Conforme a la versión de la monja, un día se colaron dos palomas en el recinto que revoloteando asustadas en busca de la salida, deshicieron toda la maraña de las telas que ocultaban la imagen y de esta manera apareció la Virgen, que ahora se puede contemplar en todo su esplendor, gracias a la confusión de las palomitas.

domingo, 8 de julio de 2007

Las listísimas mujeres españolas

Una hermosa leyenda siciliana dice que cuando Dios creó el mundo contempló su obra emocionado y le cayeron siete lágrimas sobre el Mediterráneo que dieron lugar a las Islas Eólicas. Después cogió la tierra y la besó y de este beso nació Sicilia que por eso es llamada "El beso de Dios".

En mi recorrido por esa isla, pude comprobar su belleza y hago mías las palabras de Goethe que al recoger sus impresiones cuando llega a Palermo, emocionado ante la armonía del paisaje no puede menos que exclamar..."Quien ha visto esto ya no lo puede olvidar"

Son muchos los momentos mágicos de que disfruté en ese viaje. Monreale, la pequeña villa a los pies del Monte Caputo, con su monumental catedral que me dejó deslumbrada con la belleza de sus mosaicos que cubren de un dorado resplandor 6.340 metros cuadrados de superficie y que culminan en el gigantesco Pantocrator que preside el abside mayor, punto focal que atrae los ojos del visiante

El Palacio de los Normandos de cuya Capilla Palatina que data del año 1130 se dice que "es la más bella joya religiosa soñada por el pensamiento humano" y que por si sola ya justificaría el viaje.

El Valle de los Templos en Agrigento que recorrimos durante una tarde disfrutando del contraluz del sol que recortaba las ruinosas arcadas a traves de las cuales veiamos el mar tan azul y a donde volveríamos por la noche para contemplar desde abaj0 los templos iluminados, en la cima de la antigua akropolis, mientras una sugerente música trasportaba nuestro espíritu.

Nunca terminaría de hablar de un viaje que me llevó a otros muchos puntos que me dejaron un imborrable recuerdo y referiré la anécdota que surgió cuando nos dirigíamos a visitar el palacio de Maximiliano Hercúleo en la Villa de Cassale, cuyos suelos recubiertos por preciosos mosaicos, son de visión imprescindible.

En Piazza Armerina, bajamos un momento, antes de ir al palacio, para tomar un café. Entramos con un grupo de catalanas que eran compañeras de viaje y otro grupo de La Coruña, en total unas once o doce mujeres y la dueña del bar asombrada al ver tanto elemento femenino preguntó -"¿ y donde están los maridos?" y una de ellas le contestó jocosa "trabajando en España", a lo que la buena señora se hizo cruces y a continuación a todo cliente que entraba en el local le contaba lo listísimas que eran las españolas," ellas a divertirse viajando y los maridos en casa a trabajar". Estoy segura que durante todo el día le sacó mucho partido al cuento.

viernes, 6 de julio de 2007

Los confusos taxistas polacos

En el año 2003, hice en compañía de unas amigas un recorrido bastante completo por Polonia, desde Varsovia a Gdansk, que nos proporcionó una visión bastante completa de ese país que desconocíamos y que nos cautivó, no sólo por la belleza de lo que vimos sino por el tesón de sus habitantes que fueron capaces de reconstruir todo aquello que la segunda guerra mundial había arrasado.
Los polacos en aquel momento estaban muy ilusionados porque en el 2004 entrarían en la UE. La moneda que tenían era el zloty que equivalia a la cuarta parte de un euro y cuyo cambio nos resultaba muy ventajoso. De hecho la guía de Varsovia que nos había llevado a ver lo más importante de esta ciudad, cuando se despidió de nosotros en la ciudad vieja o Stare Mesto, que habíamos recorrido con detenimiento, al preguntarle por un restaurante adecuado para comer, nos dio una contestación que nos llenó de asombro. Dijo " lo mejor es comer en casa ya que los restaurantes son muy caros".
El idioma polaco nos parecía muy difícil porque había palabras en las que se juntaban hasta dieciséis consonantes y ninguna vocal y al verlas escritas nos preguntábamos como sería su pronunciación.
Al día siguiente de nuestra llegada, con la mañana por nosotras, decidimos ir a visitar el Palacio Wilanov, a unos diez km. de Varsovia, para lo que cogimos unos taxis que nos resultaron baratísimos. Tras visitar el Palacio y los hermosos jardines, pensamos en el regreso, pero no había taxis a la vista y cogimos un autobús. No vemos a ningún cobrador y se necesita comprar una tarjeta para viajar en este medio de transporte cosa que no sabíamos. Como no hay forma de adquirirla en ese momento, tiramos por la calle de enmedio y subimos al bus, con gran temor de alguna del grupo que a cada rato pregunta "¿nos bajamos?", sugerencia que nadie acepta porque la perspectiva de recorrer diez km. a pie no nos atraía.
Me siento al lado de una chica polaca que habla muy bien el inglés, cosa que por lo que llevamos visto hasta ahora no es frecuente, y se brinda a decirnos donde debemos bajar. Entablamos conversación y le comento lo difícil que me parece el polaco por la gran cantidad de consonantes que llevan las palabras y me hace ver que muchas de esas consonantes tienen un valor vocálico, y así al menos resulta más pronunciable. Para ella el español tiene el inconveniente de las conjugaciónes que se le hacen cuesta arriba.
Al llegar a la Plaza del Castillo, bajamos después de haber hecho este recorrido gratis obligadas por las circunstancias.
Después de Varsovia seguimos a Cracovia pasando antes por Czestochowa, situado en Jasna Gora, o "montaña luminosa", donde se venera la imagen de esta Virgen Negra que en 1717 fue coronada como reina de Polonia y es lugar de culto mariano para los polacos.
Es tanta la gente que se apretuja en la capilla donde se encuentra la Virgen que cuando tras infinitos esfuerzos consigo llegar hasta ella casi no me atrevo a pedir otra cosa que poder salir de allí de nuevo sin quedar desmembrada.
Cracovia nos enamora a partir de la visión de la Colina de Wawel, rodeada por el río qiue vemos al entrar en la ciudad.
En los días siguientes habrá otras cosas que nos impresionen como la gran Plaza del Mercado, quizá la mayor de Europa, con la Lonja de los Paños y la grandiosa iglesia de Santa María con su trompetero que toca un himno todas las horas, desde una de las torres pero será en el Museo Czartoryskich donde nos espere el gran regalo de contemplar "La dama del armiño" de Leonardo da Vinci que algunas consideramos superior a La Gioconda.
No quiero hablar de las minas de sal de Wielitzka, en las que tuvimos que bajar ochocientos escalones, porque mi objetivo no es relatar este viaje sino incidir en la anécdota que da título a esta entrada que sucedió en Wroclaw, que se pronuncia Wrosuau, - la c, tiene el sonido de s y la l suena u-.
Esta ciudad, cuarta de Polonia, está situada en la llanura del Oder y es la capital de Silesia. También aquí disfrutamos contemplando las hermosas casas de la Liga Hanseática, las curiosas Juanito y Margarita, las más pequeñas del pueblo, así como el bellísimo Ayuntamiento gótico, aparte de muchas otras cosas interesantes.
La guía nos había recomendado dar un paseo en barco por el río Oder y necesitábamos coger unos taxis que nos llevaran al Embarcadero. Con esa intención nos dirigimos a una parada, pero la tarea no resultó muy sencilla porque los taxistas solo hablaban polaco y no conseguía hacerme entender. Se los veía consternados, hasta que uno muy decidido me cogió de la mano y me llevó a toda prisa unos cuantos metros más allá haciéndome entrar en un hotel. Allí me lleva a recepción y me señala a la recepcionista para que le explique lo que quiero. Yo se lo digo a ella en inglés y ella se lo repite al taxista en polaco, que muy feliz exhibe una sonrisa de oreja a oreja. Volvemos a la parada y les dice a los otros taxistas a donde queremos a ir y todos celebran con grandes risas el que por fin nos entendamos.
El paseo que duró una hora, valió la pena. El barco se desliza a través de parques llenos de verdor en la tarde soleada y es un momento mágico en que los puentes que cruzamos, las siluetas de las torres de la catedral y de otros edificios forman un marco único que será un agradable recuerdo de la hermosa Wroclaw.

martes, 29 de mayo de 2007

Los secretos de Wang para una vida longeva

Cuando hace algunos años visité la República China, esta estaba empezando a abrirse al turismo. De hecho en las ciudades que visité, unas ocho desde Beijing hasta Hongkong, aparecían en todas unos grandes carteles que proclamaban "Tourism for development, tourism for friendship"que indicaban sus deseos de fomentarlo.
En este viaje en el que cogimos trece aviones, varios trenes y uno que otro barco, gozamos de experiencias tan inolvidables como recorrer un trozo de la Gran Muralla, asombrarnos con el ejército de terracota de Quin Shi Huang en la ciudad de Xiam, navegar entre nenúfares en el Lago del Oeste de Hangshou, o bajar el río Li, en Guilin, que discurre entre colinas calcáreas que ofrecen formas sorprendentes que recuerdan un caballo, un camello una pagoda...
Pero no es de esto de lo que quiero hablar sino de nuestro guía en Shangai, que como todos los guías locales nos estaba esperando en el aeropuerto.
Desde que salimos de Beijing nos acompañaba el "Sr Li", una especie de representante del gobierno cuya única misión debía ser la de vigilarnos y se limitaba a permanecer en el autobús sin ningún otro cometido ya que cuando llegábamos a una ciudad enseguida aparecía el guía local que sería el encargado de llevarnos a las visitas programadas y ofrecernos las oportunas explicaciones.
El de Shangai se llamaba Wang y fue con mucho el más amable de todos desviviéndose por sernos útil y dándonos toda clase de informaciones. Su español aprendido en México abundaba en expresiones como "ahorita", "lueguito" o "andelé" que aplicaba vinieran o no a cuento.
A veces alguna incorrección de lenguaje nos hacía sonreir como cuando nos hablaba de "los putas de jade" por los "budas de..."
Durante los trayectos que a veces se hacían pesados por el intenso tráfico, muy distinto del pausado de Beijing, nos entretenía contándonos historias y tradiciones chinas y un día nos ofreció estos diez secretos para conseguir una larga vida. Son estos:
-Reir con frecuencia y a carcajadas
-No enfadarse
-No fumar ni beber alcohol
-Hacer comida vegetariana
-Conservar la armonía familiar
-La vida es movimiento. Hacer gimnasia
-Combinar el trabajo con el descanso
-Oír música con frecuencia
-Lavarse los pies antes de acostarse con agua caliente
-Disfrutar del sexo con moderación
Este último secreto hacía asomar a la cara de Wang una sonrisa picarona que acentuaba aún mas la oblicuidad de sus ojillos.
Aunque este decálogo nos pareció de una gran simplicidad Wang nos aseguró que surtía efecto.
Contaría muchas otras cosas de este simpático chino que cuando se despidió de nosotros y vio que en el informe que nos pidió que cubriéramos sobre su actuación, todo el mundo había puesto "excelente"no sabía como darnos las gracias asegurándonos que eso suponía un estímulo para su trabajo.

sábado, 26 de mayo de 2007

El leu rumano

En un viaje reciente a Rumanía, entré en contacto con la moneda de este país, que pese a haber entrado en la UE, sigue de momento usando el leu, cuyo plural es lei.
A muchos de mis compañeros de viaje no les entraba en la cabeza que la palabra lei designara un plural - no estaban muy al tanto de las declinaciones latinas- y preferían usar el término "leis"que les parecía más conveniente.
En una ocasión haciendo unas compras, alguien preguntó a otra persona, que había comprado el mismo objeto por el que se interesaba -Oye ¿cuanto cuesta esto? y la interpelada contestó muy rápida -"treinta leches" y desde entonces en todas las transaciones la pregunta obligada era "¿Cuantas leches cuesta esto?